Amada Nadie:
Soñé que me tomabas de la mano y me llevabas hacia el sofá. Entre besos y caricias, nos desnudabamos mutuamente con cariño, dejando al descubierto nuestros cuerpos. Me embrujaste con tu mirada, provocando que te susurrara palabras de amor. Acortaste la distancia entre nuestros cuerpos, y me ordenaste que callara, que está noche no hablara de eso, que solo aprovechará el momento. Que te quemabas por dentro, así que tomaste mi mano y la pusiste en tu pecho para que te acariciara tus senos. Me dijiste: acaríciame, sienteme y hazme estallar de placer. Esta noche quiero que me hagas retorcer en el éxtasis provocado por tu miembro. Tu órden hizo levantar mi lívido al mil y me hizo sacar toda mi lujuria repremida. Mi espíritu poético esa noche voló por la ventana, dejando mi cuerpo expuesto al embrujo de tus ojos y tú cuerpo.
Jesús Olguín | Ciudad de México